El Real Valladolid muestra la peor cara de la temporada en La Coruña y sucumbe ante un necesitado Deportivo

Pese a la derrota, los de Mendilíbar continúan a cinco puntos del descenso, aunque caen hasta la novena posición clasificatoria, tras las victorias de Sevilla y Almería


Avisaba Llorente a lo largo de la semana de que no se podía hablar de Uefa, selección y otras utopías en el mes de enero. Si algo caracteriza a este Valladolid es la humildad y el trabajo diario, y no los sueños a largo plazo que lo único que pueden hacer es distraer al conjunto pucelano de lo que es el objetivo primordial: la permanencia.

Y es que no le falta razón al ariete guipuzcoano, porque, pese a la euforia desatada en tierras pucelanas, el equipo de Mendilíbar no tiene ni mucho menos asegurada la permanencia en una temporada donde prima la igualdad.

El Valladolid completó el peor partido de la temporada y esta vez no pudo achacar la derrota a ningún factor. El árbitro cumplió y acertó con la expulsión de Asenjo; la portería estuvo defendida por ‘el deseado’ de los espectadores (encajó por primera vez tres tantos desde su debut en Primera División) y el once fue ese que los aficionados blanquivioletas ya se saben de memoria. Sin embargo, el conjunto pucelano no tuvo su tarde.

Los albivioletas saltaron al campo con la intención de repetir el gol más rápido de la historia de la liga, pero esta vez apareció Manuel Pablo para evitar cualquier posibilidad de peligro. El aviso fue un espejismo y a partir del minuto 1 fue el Deportivo el que llevó el mando del partido.

El conjunto de Lotina, penúltimo en la ‘Liga de las Estrellas’, necesitaba sumar los tres puntos en casa para engancharse al tren de la permanencia y, quizá, por esta razón salió con un hambre insaciable de gol. Prueba de ello es que en el minuto siete, y tras un corner botado por Guardado, el despeje de Álvaro Rubio golpeó en Lopo y el balón se coló en la portería defendida por Asenjo.

El 1-0 no despertó a los visitantes y es que el Valladolid no era el equipo que avasalló a Espanyol y Recreativo en la primera media hora de juego. Por el contrario, mostraba una actitud desconocida en el conjunto de Mendilíbar. No existía la presión asfixiante, ni las ayudas comprometidas entre jugadores.


Primera tarjeta a Asenjo

La actitud y el fútbol eran obra de los deportivistas que maniataban con uñas y dientes a los cerebros pucelanos. El conjunto gallego volvió a avisar por medio de Guardado. El joven extremo mejicano envió un centro chut que Vivar Dorado a punto estuvo de meter en su propia portería al despejar el balón al palo derecho de la meta de Asenjo.

Precisamente, el cancerbero palentino se convirtió en protagonista en la siguiente jugada y es que el canterano vió su primera cartulina amarilla al calcular mal y salirse del área con el balón en las manos. El meta comenzaba así lo que sería su tarde más amarga desde su debut en Primera División.

Hasta el descanso, el Valladolid no dio muestras de querer empatar el partido y sólo el Deportivo intentaba ampliar la distancia con los blanquivioletas. Un dato importante es que, en la primera mitad, Llorente apenas tocó dos veces el balón y siempre lo hizo de espaldas a la portería defendida por el joven Fabri.

Tras el intermedio, el Deportivo no dejó ver si el Valladolid había salido al terreno de juego con otra actitud, ya que no se había transcurrido el primer minuto de la segunda parte, cuando Xisco aprovechó un disparó de Guardado rechazado por Asenjo, para apuntillar a los pucelanos.


Mendilíbar mueve ficha

En ese momento, Mendilíbar decidió introducir en el campo a toda la artillería de la que disponía y sacó a Ogbeche por un desaparecido Sisi. El delantero nigeriano bien pudo acortar distancias al poco de ingresar en el tapete, pero como en anteriores partidos, la mirilla de su escopeta siguió en búsqueda y captura.

Al margen de la entrada del ariete pucelano, el Valladolid se echó arriba en busca del primer tanto, lo que provocó que jugadores como Guardado y un destacado Antonio Tomás tuviesen los espacios necesarios para llevar mucho peligro sobre el portal visitante.

Esos mismos huecos dejados por el Valladolid propiciaron el tercero de la tarde para los gallegos. Un mal corner botado por Álvaro Rubio se convirtió en la contra perfecta para Guardado. El mejicano cogió la autopista dejada por Pedro López para encarar a Asenjo y mandar el balón a la izquierda del meta blanquivioleta. El 3-0 no iba a ser lo peor que le iba a pasar al conjunto de Mendilíbar.

Sergio Asenjo, en su particular 'via crucis' gallego, realizó una nueva salida a destiempo del área y en su ímpetu, arrolló a un jugador deportivista. La acción le valió la segunda amarilla y la correspondiente expulsión.

El problema no se quedó ahí, y es que el Valladolid había realizado ya los tres cambios reglamentarios, lo que obligó a Óscar Sánchez (que había entrado por un Marcos lesionado) a enfundarse los guantes y defender la portería blanquivioleta durante los 15 minutos que aún quedaban de partido.

Muchos ya pensaban en la goleada, sin embargo, el férreo lateral charro cumplió y no encajó ni un sólo gol. Es más, el Valladolid durante ese tiempo volvió por sus fueros, espoleados por la necesidad y sabedores de que estaban en inferioridad numérica.

El cambio de actitud lo encarnó Víctor al logar, a falta de cinco minutos, el tanto pucelano tras batir a Fabri de tiro lejano.

La derrota mantiene al Real Valladolid a cinco puntos del descenso, aunque cae en la clasificación hasta la novena posición, tras las victorias de Sevilla y Almería.